Salida temprano para una aventura a través de paisajes variados, que van desde extensiones áridas hasta campos de caña de azúcar, pasando por bosques de criptomerias y tamarindos, hasta verdes praderas.
Deberíamos tener una vista espectacular del circo de Mafate, un circo salvaje al que sólo se puede acceder a pie o en helicóptero.
Desafortunadamente, hoy el tiempo no nos acompañó y la visibilidad era muy baja, lo que nos impidió disfrutar plenamente del panorama.
A pesar de todo, la experiencia de estar en la cima de este sitio excepcional sigue siendo inolvidable.
Después de un agradable descenso hasta Saint-Paul, exploramos el famoso y muy popular mercado costero. Allí nos esperaba un verdadero festival de colores y sabores, con puestos llenos de frutas tropicales, flores vibrantes, especias perfumadas y artesanía local. El cálido ambiente criollo, salpicado por las animadas conversaciones y las sonrisas de los comerciantes, hace que este mercado sea imperdible para cualquiera que visite la isla. ¡Una auténtica inmersión en la cultura de la Reunión!
Tuvimos la oportunidad de visitar Kélonia, el famoso centro de protección de tortugas marinas en Reunión.
l lugar dedicado a la conservación de estas majestuosas criaturas es fascinante.
Aprendimos mucho sobre las diferentes especies de tortugas marinas, su ciclo de vida y los esfuerzos que se hacen para salvarlas. Ver a estas tortugas evolucionar en su entorno protegido fue una experiencia conmovedora e inspiradora.
El centro también ofrece impresionantes vistas del océano, añadiendo aún más magia a esta visita inolvidable.
Un hito de descubrimientos, en el centro de una misión esencial para la preservación de las tortugas.
Nuestra llegada a Saint-Gilles estuvo marcada por un paisaje tranquilo: un pequeño barco flotando suavemente sobre el agua.
Luego nos dirigimos a la playa y luego damos un pequeño paseo por el puerto. Fuimos testigos de una magnífica puesta de sol.
Por la noche disfrutamos de un delicioso plato de mejillones y patatas fritas en el puerto, que lucía aún más bonito iluminado bajo las estrellas.
La guinda del pastel: un pequeño concierto de música en vivo amenizó la velada, aportando un toque mágico a esta hermosa noche en Saint-Gilles.
Un momento inolvidable en el corazón de este encantador puerto criollo.